Cada día te levantas pensando, “otro día más, ¡y aún es martes!”… te encuentras con la cara de tu pareja, que lleva escrito en la mirada el mismo mensaje que tú, “todavía es martes” y empiezas a correr por la casa, trasmitiendo ese estado de ánimo a tus hijos y a los que te rodean, para conseguir llegar a tiempo a ese trabajo en el que vas a encontrar lo mismo de siempre. La cara larga de tu jefe, el trabajo hecho a medias, los fuegos, las quejas de tus clientes y empleados… la insatisfacción, la desmotivación.
Y cuando alguien te pregunta por la calle, ¿qué tal? Siempre contestas «bien», crees que esta es la vida que te ha tocado, que además tienes suerte pues tienes todas tus necesidades básicas cubiertas y que los demás viven una vida similar.
Tengo una buena noticia para ti, puedes cambiar tu vida, puedes cambiar tu perspectiva y puedes cambiar tu nivel de satisfacción. Otras personas lo han conseguido ¿por qué no ibas a conseguirlo tú?. Esta vida tiene otras posibilidades que puedes enseñar a tus hijos.
De lo que hablamos es de la zona de confort, esa zona donde lo tienes todo controlado, donde te sientes “cómod@”, pues sabes lo que ocurrirá después y conoces las reacciones habituales a las conductas habituales.
Te propongo que salgas de tu zona de confort, fuera es donde suceden las cosas interesantes de la vida. Salir de la zona de confort nos da miedo, nuestro cerebro está programado para hacer el mínimo esfuerzo y dentro de la zona de confort lo tiene todo controlado, por eso empieza a enviarte mensajes negativos cada vez que intentas salir de ella.
Mi propuesta es que esta noche, antes de irte a dormir, hagas una lista con las cosas que te han molestado del día de hoy. Esas cosas que pasan en tu día a día y que te gustaría cambiar, y que tomes el propósito de hacer algo diferente respecto a una de ellas, algo fuera de lo habitual y después observes el resultado. Te cuento un secreto, cada día tienes una nueva oportunidad para hacer un pequeño cambio.
Los grandes resultados se consiguen gracias a pequeños hábitos repetitivos.
Por ejemplo, si te molestan las prisas de la mañana antes de ir a trabajar, prueba a levantarte 10 minutos antes. Si en tu zona de confort está el atasco de cada día, prueba a salir a otra hora, o a utilizar el transporte público, e ir tranquilamente leyendo. Si te molestan las broncas de tu jefe, prueba a decirle lo que sientes. Si sueles discutir con tu pareja proponte dar una respuesta amable a cualquier cosa que diga (sólo por hoy, a ver que pasa). O simplemente proponte sonreír a todo el que se cruce en tu camino.
Haz solo un pequeño cambio y luego me lo cuentas.
P.D. Las cosas buenas de la vida pasan fuera de la zona de confort. Ahí es donde conociste a tu pareja, a tu mejor amigo, tuviste a tu hijo. Los momentos grandes de tu vida NO ESTÁN EN LA ZONA DE CONFORT.
¿Tienes ya un plan para salir de tu zona de confort? ¡Cuéntamelo!
Otra buena noticia, cada vez que sales de tu zona de confort esta se hace más grande y lo que pasa en tu vida es más satisfactorio para ti. Y cuando eso sucede, también la vida de los que te rodean es más satisfactoria. ¿Quieres enseñar a tus hijos a salir de su zona de confort?
Me gusta mucho el reto de hoy. Prometo hacer la lista esta noche e tomar acción para una de esas cosas que me molestan.
Es un placer leerte.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)