¿Para qué quieres seguir controlando todo? ¿Te has hecho alguna vez esa pregunta? ¿Qué hay debajo de esa necesidad de control? ¿Acaso te falta confianza? ¿En quién?, ¿En ti o en los demás?
Como te contaba en mi vídeo de la semana pasada, la tercera clave para soltar el control es delegar, seguro que vas a decirme, ¡qué tontería! Eso está en todos los manuales de gestión del tiempo y en cualquier artículo básico de gestión.
La cuestión es, ¿cómo delegas? Se me ocurren varias maneras:
– Estilo tradicional, “Ordeno y mando” es una muy buena manera de crear subordinados dependientes, harán exactamente lo que tú quieres mientras estés vigilando y las cosas serán como tú quieres (casi siempre), pero ¿te beneficiarás de la materia gris de todo tu equipo? ¿Serán creativos cuándo tú no estés? ¿Serán independientes?
– Estilo ultramoderno, “Tirar balones fuera” es un método muy adecuado de librarse de los marrones, esto no me gusta, se lo paso a Joselito y que se busque la vida. Joselito “¿has resuelto el marrón?” “No señor director” “¡Pues vaya subordinado! ¿Dónde te han enseñado a trabajar?”
Si tu estilo es uno de los anteriores, deja de leer, este artículo no va a aportarte nada. Sin embargo, si quieres liberarte de la pesada losa de la responsabilidad, de las llamadas en mitad de la comida familiar, de no poder coger nunca vacaciones, de ser un esclavo del trabajo… la mejor opción es la siguiente:
– Estilo, suelta el control, busca desarrollar a tu equipo, que cada uno haga su trabajo y que todos crezcamos en el intento.
Y esto, ¿cómo se consigue? Nadie dijo que fuese fácil, y mucha gente lo consigue.
Yo creía que sabía delegar, tenía todas las tareas delegadas y sin embargo recibía llamadas cada hora para preguntarme dudas. Cuando surgía algo nuevo, desconfiaba de que alguien de mi equipo fuese capaz de hacerlo, se lo enseñaba y cuándo veía que no lo hacían bien a la primera de cambio, yo me quedaba con la tarea. ¡Y creía que lo hacía bien!.
Es sencillo saber qué aprendí ¿Verdad? Claro:
– Explica la tarea,
– Asegúrate que se ha entendido, pide que la persona te explique lo que ha entendido
– Haz seguimiento de la tarea durante las primeras semanas
– Corrige cada desviación y asegúrate que se ha entendido la corrección (asegurarte de que se ha entendido pidiendo a la persona que te lo explique es clave).
– Alarga los periodos “sin control” de tal forma que al final un simple indicador sea suficiente para ti.
– Cuando tu equipo se sienta saturado, con exceso de tareas, haz con ellos el ejercicio de las tareas que aportan valor y mira qué tareas pueden dejar de hacer, qué tareas pueden automatizar o qué tareas pueden hacer más rápido.
Aunque parezca que todos estamos muy ocupados y que apuramos hasta el último minuto de nuestra jornada laboral, es cierto que siempre hay tiempos muertos, tareas que podríamos agrupar parar rentabilizar el tiempo, interrupciones que podríamos juntar o evitar, hay personas que son más hábiles y rápidas con unas cosas que con otras…
La cuestión es no cejar a la primera de cambio, es dar una vuelta más de tuerca a las posibilidades del día y a la necesidad de hacer todas las tareas.
Si te ves tentado de decir, es cierto, es muy complicado o es mucho tiempo, ya lo hago yo, piensa antes qué cosas estás dejando de hacer en el terreno laboral o en el personal.
Si tu objetivo es dirigir un equipo próspero, organizado y equilibrado, que te permita apasionarte por los lunes y por el resto de tu vida, hacer las tareas de otros, ¿Te acercará o te alejará de ahí?
Antes de hacer una tarea de la que tengas dudas piensa, ¿Me acerca a mi objetivo?
Sé que parece sencillo y obvio, sin embargo he visto decenas de ejecutivos multitarea, haciendo sus funciones a medias por hacer las de otros también a medias; descuidando su vida familiar, su pareja, su tiempo de ocio. He escuchado cientos de veces, esto es pasajero, cuando llegue junio y este proyecto se cierre pasará todo. Y resulta que junio no llega nunca y el pozo es cada vez más profundo y la lista de tareas a medio hacer más larga y el desequilibrio de tu vida laboral y familiar más pronunciado…
Y ¿Tú? ¿Has conseguido ya controlarlo todo? ¿Confías en tu equipo?
¿Has conseguido delegar tareas?
¿Ha llegado ya junio para ti?
¿Qué dicen tus hijos?
¿Coincide tu lista de prioridades con las horas que empleas en cada una de ellas? (pronto hablaremos sobre prioridades)
Si quieres que llegue junio y de verdad llegue el momento de apasionarte por los lunes y de equilibrar tu vida personal y laboral toma acción, llámame, puedo ayudarte.
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Un abrazo y feliz semana.
Es verdad que muchas veces nos mentimos diciendo que la situación actual es temporal y que muy pronto será mejor, en cuanto llegue junio.
Es un placer leerte.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
Muchas gracias Alberto por tus comentarios, también para mi es un placer. La cuestión no es mentirse o no, lo importante es tomar acción y empezar a hacer pequeñas cosas diferentes para que al final sí llegue junio.
Lo tendré en cuenta. Un abrazo.