Lo reconozco, hace muchos años cada lunes me preguntaba ¿por qué siento un vacío en el estómago?
Sin embargo ahora me pasa esto:
Es lunes por la mañana, suena el despertador, mi canción favorita. Llena de energía salgo de la cama, ¡es genial! Empieza un nuevo día y una nueva oportunidad de hacer las cosas un poco mejor, una nueva oportunidad de acercarme más a mi sueño.
¿Por qué siento un vacío en el estómago?
La semana pasada te conté que hace muchos años mi vida era totalmente diferente, que cada lunes sentía ese vacío en el estómago y decía o no, ¡Otro día más! ¡Otra semana más!
Te conté que una vez en mi vida me sentía así, no solo los lunes, cada día de la semana (te lo cuento en este vídeo). Sentía un profundo vacío en el estómago y pensaba ¿para qué? De verdad, pensaba que si me ponía enferma no tendría que ir a trabajar y lo peor de todo es que pensaba que eso era normal.
Pero, guardame el secreto, «nunca se lo había dicho a nadie». Durante mucho tiempo pensé que era normal.
En este artículo te cuento uno de mis trucos para salir de esa situación de vacío en el estómago y comenzar a apasionarme por los lunes, también puedes verlo en este vídeo.
Truco para llenar ese vacío del estómago
Y, ¿Qué cambió en mi vida? ¿Qué hice parar dejar de preguntarme por qué siento un vacío en el estómago? Muchas cosas cambiaron, hoy quiero compartir contigo una de esas cosas que, para mí, marcan la diferencia.
Yo creo que la dueña de mi vida soy yo y ninguna circunstancia externa puede influir en mi estado de ánimo, si yo no le permito que influya.
Por tanto, el primer cambio es tomar las riendas de mi vida y darme cuenta que si estoy aquí es porque quiero, por tanto, vale ya de quejas y empieza a darte cuenta de todas las cosas buenas de tu vida.
Empecé a agradecer todo lo que me sucedía desde que abría los ojos el lunes por la mañana:
- Gracias porque tengo una cama con sábanas limpias
- Gracias porque vivo en una casa calentita en invierno
- Gracias porque tengo una ducha
- Gracias porque de la ducha sale agua caliente o fría según mi decisión.
- Gracias porque tengo unas cazuelas y un fuego para calentar mi comida.
Y gracias a mi trabajo, porque tengo todo esto gracias a que tengo un sueldo con el que puedo pagarlo.
Eso cambió mi perspectiva de las cosas, porque, al margen de que mi trabajo sea más o menos apasionante; yo soy quien decide estar ahí y si de momento he decidido permanecer ahí quiero agradecerlo.
El vacío que provoca la queja
Cada vez que te quejas en la vida, pierdes una oportunidad de agradecer.
Que si hay mucho tráfico – gracias porque tengo coche y oportunidad de conducir, que si mis compañeros son insoportables – gracias porque tengo compañeros con los que compartir el trabajo, ¿acaso podrías hacerlo solo?
Hace poco, me corté una uña mientras preparaba la comida, quiero decir, corté la uña al mismo tiempo que la verdura, tuve bastante suerte de no cortarme el dedo y estaba penando por mi uña cuando mi hijo me dijo, “mamá, da gracias que tienes uña” es verdad ¡y dedo!
A veces nos empeñamos en ver el vaso medio vacío, a ver solo lo “malo” de nuestra vida y con eso conseguimos amargarnos y amargar a los que nos rodean.
Sé que la vida no siempre es de color rosa, pero solo tú tienes el poder de pintar tu vida del color que quieras. Lo que pasa fuera no tiene el poder de cambiar tus emociones:
«es lo que tú pienses sobre lo que pasa fuera lo que cambia tus emociones»
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Que tengas una maravillosa semana y hasta pronto.