by Maria Pilar

Ten Compasión de todos, empezando por ti

septiembre 11, 2021 | coaching ejecutivo, Coaching Soria, Crecimiento personal, desarrollo personal, Equipos con corazón, Historias, Tus valores

  • Home
  • -
  • Blog
  • -
  • Ten Compasión de todos, empezando por ti

Fernando no conseguía sacar de su cabeza a su compañero, decía que le hacía la vida imposible, que era insoportable. Yo le hablé de compasión y el me dijo ¿Eso es lo de los curas no? Si quieres ser feliz, ten compasión de todos, empezando por ti.

NO, no tiene nada que ver con ninguna religión, tiene que ver con tu propia paz interior. ¿Te gustaría sentir serenidad, sentir paz interior? aplica la compasión con todos y sobre todo contigo.

Cuarto principio de cambio para ser un Mondaylover: Ten compasión de todos, empezando por ti.

Ten Compasión de todos

La historia de Fernando y Juan

Juan, el compañero de Fernando parecía estar siempre enfadado, daba la sensación de que todo lo que hacía era para fastidiar, era un «toca pelotas» y Fernando no podía soportarlo. Cada vez que aparecía físicamente o cada vez que venía a la cabeza de Fernando un recuerdo de Juan, se ponía nervioso, casi iracundo, y empezaba a salir humo de su cabeza.

Lo peor es que cuando se iba a casa, le seguía dando vueltas a cualquier cosa que hubiese dicho Juan, a cualquier cosa que hubiese pasado en el trabajo, un día tras otro. Y eso le impedía disfrutar de los momentos de juego con sus niñas y de los momentos más íntimos con su mujer.

Yo nunca conocí a Juan, seguro que era un «Toca Pelotas» de verdad. Pero, Fernando, ¿Cuánto poder estás dando a Juan?

Juan era un pobre hombre que necesitaba reconocimiento, que necesitaba que le viesen, se sentía solo y no sabía cómo conseguir el cariño y la atención de los que le rodeaban. En su infancia había aprendido que ese tipo de comportamientos llamaban la atención y que así la gente le escuchaba. Ahora de adulto era diferente, pero él no se había dado cuenta, seguía teniendo aquel comportamiento (como nos pasa a todos nosotros).

Juan era un pobre hombre intentando sobrevivir, que, de paso, sin ser muy consciente de ello, o quizá siéndolo, hacía daño a los demás. Pero no podía evitarlo, no hasta que no hiciese un proceso de autoconocimiento y de introspección profundo.

Fernando no quería aplicar compasión, decía, «él no se lo merece».

Puede que no se lo merezca pero el que estás sufriendo eres tú.

Cómo aplicar la compasión en tu vida

Para salir de la situación que vivía Fernando se me ocurren 3 opciones:

  • Te vas del trabajo, sales huyendo (te alejas de esa persona que tú dices que es tóxica). Te aseguro que encontrarás muchos más Juanes en tu vida, en otros trabajos, en otras situaciones.
  • Sigues enfadado con Juan y te comes el veneno cada día, ¿Cuánto podrás aguantar así?
  • Empiezas a mirarle con compasión, sabiendo que es un pobre hombre que tiene ese comportamiento porque es lo que ha aprendido y que también está sufriendo.

Por suerte Fernando aplicó la compasión. 2 semanas después Juan había dejado de ser un problema, ya no le molestaba, ni se acordaba de él.

¿Había cambiado Juan?

No, había cambiado Fernando, le trataba de otro modo y eso hacía que todo fluyese diferente.

El resentimiento, el enfado prolongado, el rencor, son dardos envenenados que a quien más dañan es a la persona que los vive.

Empezando por ti, ten compasión por ti

La mayoría de veces que juzgas a los demás, que les señalas con el dedo, «este es un tonto integral», «aquel es un toca pelotas», «el otro es insoportable»…

Cuidado porque casi seguro que te estás juzgando a ti antes que a nadie. Y lo de sacar el látigo de la culpa es muy peligroso.

Si el enfado o resentimiento con los demás te lleva al sufrimiento, la culpa te lleva al pozo de las lamentaciones.

¿Cuánto te quieres a ti?

Esas cosas que dices sobre ti cuando algo sale diferente a lo esperado, ¿se las dirías a tu mejor amigo?

¿Por qué no tener compasión contigo?

Una historia sobre mí

Estoy trabajando tranquilamente por la mañana, sé que tengo que salir de casa a las 9:40 para llegar con tiempo a mi cita de las 10:00.

Sin embargo:

9:35, aún no me he preparado para salir y pienso, contesto un correo más y salgo.

9:45, ¡Qué tarde! cojo rápidamente el bolso, el abrigo y salgo pitando

9:47 Voy a coger la bici, tiene la rueda con poco aire. Ya no me da tiempo a inflarla. Da igual, me voy con la rueda baja.

10:05 Estoy en mi cita, Vuelvo a llegar tarde (por suerte no he pinchado la rueda, porque podría haber llegado mucho más tarde)

¿Me perdono?

Nooooo

Saco el látigo y empiezo a decir, ¿por qué no has bajado antes? ¿por qué no miraste ayer la rueda? ¿Para qué tenías que mirar un correo más?

Además de llegar tarde a mi cita, llego con esa conversación con José Manuel (¿Te hablé de él en otra entrada no? es mi pepito grillo que no para de hablarme) y eso me impide estar centrada.

¿Y la compasión?

También yo tengo un diseño aprendido, también yo aprendí en mi infancia que es muy importante aprovechar cada minuto. ¿Aprovechar? Sé que no es bueno para mi salud emocional y aún así lo hago.

Muy bien, ya está hecho, ¿por qué no perdonarme y sacar una lección de esto?

Extrapola esto a cualquier situacion de tu vida, ¿Cuántas veces al cabo del día te dices a ti palabras malsonantes? ¿Cuántas veces te reprochas?

Ten compasión de todos, empezando por ti

Te lo aseguro, tu vida será mucho más serena y podrás disfrutar de todos los momentos.

Sobre la autora, Maria Pilar

Coach Coactivo e Ingeniera Industrial

Me dedico a inspirar a ejecutivos estresados, ansiosos, a los que les cuesta desconectar del trabajo, que quieren disfrutar de la vida. Para que prioricen lo importante, se sientan responsables de lo que pasa en sus vidas y agradezcan todo lo que les sucede, conectando así con la alegría de vivir y logrando disfrutar de lo que saben hacer.

Sígueme

Escribe tu comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados

{"email":"Email Incorrecto","url":"Introduce una web correcta","required":"Todos los campos son requeridos"}