Mis dos últimos clientes José y Eduardo (los nombres y datos adicionales son ficticios, pero los casos son reales), viven en un mundo de guerra y lucha, es muy difícil mantener ahí la serenidad como ellos quieren. Para ayudarles a ellos y a ti voy a contarte 5 técnicas para mantener la calma en momentos difíciles.
Esto es como la guerra, caen bombas por todas partes
José es CEO en una empresa del sur de España, la primera vez que nos conocimos me dijo: «Pilar, quiero recobrar la serenidad, porque vivo en un mundo en que caen bombas por todas partes, ir a trabajar es como la guerra».
A José le encanta su trabajo, se siente muy motivado con lo que hace. Sin embargo la presión no le deja dormir tranquilo y en algunas reuniones su corazón se pone a cien.
Eduardo en cambio considera su mayor «valor» que es muy luchador. Seguro que me dices, «pero Pilar, ser luchador es bueno…». Yo no voy a negarlo, lo que sí te digo es que si tú piensas de ti mismo que eres luchador, la vida te trae lucha para que lo demuestres.
¿Qué harías si alguien va a tirarte un caldero de aceite hirviendo?
Esta es la pregunta que hice a Eduardo cuando me hablaba de las «afrentas» que sentía en su vida.
No tienes por qué responder si no quieres ante «ataques verbales», en ese momento, lo más sabio es retirarse. Luego ya harás lo que sientas, cuando la calma haya vuelto al lugar.
Si alguien tiene un caldero de aceite hirviendo y está a punto de tirarlo, lo más sabio sería retirarse y volver a negociar cuando el caldero esté vacío ¿no?. Sin embargo, cuando alguien viene a arrojar sobre ti toda su ira ¿por qué no lo haces?
Ya sé que no es tan sencillo como en el caso del caldero de aceite, en ese caso el miedo te domina y te hace salir corriendo.
Sin embargo, en lo que tú sientes como agresiones verbales (que no tienen por qué serlo) no sueles sentir miedo, sino enfado. Y la reacción instantánea al enfado es la defensa, por eso no huyes, te defiendes.
Y eso está muy bien, si no te hace daño a ti mismo, que es lo que suele pasar.
Y es que cuando te enfadas, la amígdala te secuestra y es como si dejases de ser tú. Y te conviertes en alguien a quien no conoces y que hace cosas que a la larga pueden hacerte daño a ti y a los que te rodean; pero sobre todo a ti, que eres la persona que más me importa ahora.
5 Técnicas para mantener la calma en momentos difíciles
Para ayudarte a retirarte cuando va a caer el aceite y que seas capaz de dar una respuesta meditada después, quiero compartir contigo estas 5 técnicas para mantener la calma en momentos difíciles.
1. Prepárate antes, hazte un anclaje
Para estar preparado y mantener la calma en una situación difícil, que puede o no ser imprevista, haz un anclaje con tus éxitos.
- Toma papel y boli, necesitarás tiempo y espacio para ti, pide que nadie te moleste en unos 15 o 20 minutos.
- Escribe en un papel tus éxitos profesionales o personales, todas esas cosas de las que te sientes orgulloso. Repasa toda tu vida en busca de esos éxitos. Revisa todas las facetas de tu vida, en los estudios, en el trabajo, en el ocio, en los viajes, con la familia, con tu pareja, en lo económico…
- Escoge uno de ellos, el que más te guste.
- Cierra los ojos, aprieta el índice contra el pulgar y mantente así durante los próximos pasos.
- Visualiza la situación de cuando conseguiste ese éxito, lo más clara que puedas.
- Siente lo que sentías en tu cuerpo, quizá tu corazón latía con fuerza, quizá tenías mucho calor o frío.
- Escucha los sonidos que escuchaste, las palabras, los ruidos.
- Siente el olor del momento.
- Qué objetos, lugares y personas veías, qué colores, cómo estaban dispuestos los muebles o los objetos en el lugar. Qué persona u objeto te llamó más la atención.
- Quédate un rato así, apretando tu índice contra tu pulgar y sintiendo todo eso.
- Cuando lleves un par de minutos sintiendo todo, abre tus ojos.
Repite este ejercicio desde el punto 4 al 11, todos los días durante un par de semanas para que el anclaje se quede bien fijado.
La próxima vez que repentinamente te encuentres en una situación difícil, recuerda apretar el índice y el pulgar. Eso te trasladará a la situación de éxito y te permitirá cambiar la perspectiva.
2. Toma distancia
Eso es exactamente lo que harías si vieses el caldero de aceite hirviendo ¿no?
Lo que te propongo es que si hay algo que te produce estrés, nerviosismo, mal estar… te alejes de ello. Si puedes físicamente, si no mentalmente. Ya lo gestionarás más tarde, con calma.
Siempre tienes la opción de pedir disculpas e irte al baño, es posible que a la otra persona le siente mal, pero tú decides si prefieres eso o aguantar el caldero de aceite sin tener paraguas.
También puedes decir, muy educadamente, lo siento, en este momento no puedo responderte a eso, déjame que lo medite y te respondo en unas horas.
Si no hay manera de escapar físicamente, toma distancia mental. Respira profundamente, lleva el aire al estómago y luego sueltalo despacio, cuenta hasta 10.
Quédate un momento es silencio y siente como si esa persona no fueses tú, sal de la situación y piensa qué consejo darías a ese yo que está ahí, aguantando la situación difícil.
Sobre todo, sé objetivo, no añadas más pensamientos negativos a la situación que empeoren las cosas. Procura escuchar con atención para mantenerte lo más neutro posible. La mayor parte de los enfados tienen una pequeña chispa externa y un gran fuego de pensamientos internos.
3. Píldora antiestrés
Necesitarás separarte físicamente de la situación 3 o 4 minutos, te explico la técnica en otra entrada de mi blog.
4. Stop al piloto automático
Esta técnica quizá puedas hacerla directamente donde estás, sin moverte, si eres capaz de quedarte en silencio unos segundos.
Es una técnica de tres pasos:
- Observa tu emoción, ponle nombre, tus pensamientos, tus sensaciones corporales.
- Respirar profundamente durante unos segundos.
- Siente como tu cuerpo se expande con tu respiración y al expirar se relaja.
Después de esto te sentirás más en calma para responder a la afrenta y gestionar la situación difícil.
5. Concéntrate en agradecer los aspectos positivos de la otra persona.
Esta es una buena manera de soltar tus pensamientos negativos y apagar tu lavadora mental, que solo está empeorando la situación.
Enfócate en las cosas agradables y positivas de la otra persona, quizá hay algo de su personalidad, de su físico, de su forma de vestir que te parece agradable.
Si no eres capaz de encontrar ninguna, enfócate en las cosas positivas de la sala, de lo que ves por la ventana, en las cosas bonitas que estás viendo, sonríe. Enfócate en algo que te guste de tí, de lo que veas, sientas u oigas.
Reflexión final, mantener la serenidad en momentos duros
En todos los casos se trata de que cojas distancia de la situación, que seas capaz de encontrar calma o serenidad, para que tu respuesta sea la que tú quieras y no la que decida tu amigdala.
Es decir, que tu respuesta sea tal que te sigas sintiendo bien cuando esto pase.
En realidad, no hay nada de malo en gritar o golpear una mesa en una situación difícil. Lo que pasa es que normalmente después te arrepientes, te sientes culpable y pasas un mal rato, duermes mal, tratas peor a tu familia, gritas a tus hijos… ¿Qué más haces cuando te sientes culpable y no dejas de dar vueltas a la cabeza?
Hace poco Rubén, un cliente mío que se quejaba de que todos iban a hablar con él para provocarle, después de un par de sesiones me dijo: «Pilar, no sé si alguien ha hablado con todos mis compañeros, pero ahora me hablan de otro modo«. Te cuento esto solo para que sepas que sí puedes salir de ahí.
Ahora tú decides, ¿Quieres seguir perdiendo los papeles, sufriendo en los momentos difíciles? o ¿prefieres tomar las riendas de la situación?
¿Quieres seguir reaccionando sin control o prefieres decidir?
Dime en los comentarios, qué técnica utilizas tú para mantener la calma en momentos difíciles y si hasta ahora no tenías ninguna, ¿cual vas a utilizar?
Estas cinco herramientas pueden ayudarte a ti y a los que te rodean, ¿Qué tal si las compartes con alguien a quien puedan ser de utilidad?
Ya sé que es más sencillo hacer las cosas cuando alguien te dirige. Si necesitas esa dirección, contacta conmigo.
¡Ay, Pilar! No sabes lo útil que es el artículo para los que somos de mecha corta.
Es un placer leerte.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
Alberto, me alegro que te parezca útil y sobre todo me gustaría que lo aplicases. ¿Has decidido ya qué técnica vas a aplicar?
¿Recuerdas alguna ocasión últimamente en la que podrías haberla aplicado?
Es cierto que estar todo el día «con el cuchillo entre los dientes» desgasta muchísimo … esa aensacion de que sino lo haces la gente te pasa por encima … quizas no sea necesario … muy buenas las recomendaciones …
Gracias por tu comentario José Manuel
totalmente de acuerdo. Y fíjate que la mayoría de veces, cuando mostramos nuestra vulnerabilidad, es cuando somos más «poderosos»
Espero que apliques las recomendaciones y te sean útiles. Un abrazo