Andrea dirige una pequeña oficina local, de una gran compañía internacional, como el trabajo ha disminuido, sus compañeras están en ERTE y ella lleva dos meses trabajando de 12 a 13 horas al día, 7 días a la semana. Cuando la conocí me dijo, «Pilar, necesito Poner Límites en el trabajo«.
Aprender a decir NO
Su caso es muy parecido al de Juana, lleva meses trabajando un montón de horas, teniendo teleconferencias en cualquier momento, sin descanso. Y lo peor es que cuando sale de su despacho, también tiene que trabajar un montón para ocuparse de su familia.
Lo más probable es que si no eres capaz de poner límites en una faceta de tu vida, tampoco sepas ponerlos en las otras y veas que a tu alrededor hay personas que «aprovechan» esas circunstancias.
¿Eres tú capaz de decir NO a los que te rodean?
A todos nos cuesta decir no en algún momento de nuestra vida, es normal. Nos educaron en la obediencia y en el castigo, al menos a mí. Imagínate cómo iba yo a aprender a decir no, siendo la pequeña de una familia de nueve hermanos, era difícil poner límites con tanto «poder» ejercido por encima de mí. ¿Te pasaba algo parecido?
Muchas personas temen las consecuencias de poner límites en el trabajo. Juana, reconoce que no pone límites porque tiene miedo de que la echen y necesita ese trabajo para mantener a su familia.
¿También a ti te da miedo?
Casi todos tememos las consecuencias de poner límites, y no nos damos cuenta que cediendo de este modo, lo que nos pasa es que nos desgastamos, que nos vaciamos y al final no tenemos nada que dar.
¿De qué va a servirle a tu jefe que trabajes 12 horas si cada hora rindes como media debido a tu cansancio sumo?
Miedo a poner límites
Gestionando límites con un miembro de mi equipo
Hace unos años, uno de los chicos de mi equipo tuvo una enfermedad grave, una enfermedad que le dejó secuelas y que todos sabíamos que un alto grado de estrés podría producirle una recaída.
Cuando se reincorporó al trabajo le teníamos entre algodones y le tratábamos con máxima delicadeza. A pesar de eso, había unas tareas que debía realizar y todo le parecía mal, su carácter se había vuelto agrio y se enfadaba por cualquier cosa.
Yo intentaba siempre ceder en todo, para evitar las consecuencias de sus posibles enfados. Y como pasa con los niños, cuando no les pones límites, se vuelven déspotas. Él se volvió así y siempre consideraba que todo estaba mal hecho.
Yo estaba dominada por el miedo, hasta el día que decidí poner límites y le dije, «a mí no me hables así, trátame con respeto«. Aquello fue la píldora que él necesitaba, su actitud conmigo cambió radicalmente.
Gestionando los límites con mi jefe
En otra ocasión había llegado a un acuerdo con mi jefe. Él me había propuesto aumentar mis responsabilidades laborales y hacerme cargo de dos departamentos al mismo tiempo; a cambio de contratar a otra persona para mi equipo. El aumento de responsabilidades se hizo efectivo, la contratación no.
Después de 6 meses, fui a ver a mi jefe y le dije: «Te devuelvo esta parte de responsabilidad que me habías dado, tú no cumpliste tu parte del trato«.
No es que no tuviera miedo de las consecuencias, pero lo que estaba viviendo era mucho peor que cualquier «represalia».
Por supuesto a él no le pareció bien, pero no me despidió, lo que hizo es que yo me sintiese más fuerte y que él fuese consciente de que me debía ese respeto.
Cuando no pones límites a los demás, lo que pasa es que no te respetas y en esos casos los demás siguen tomando las riendas de tu vida.
Poner límites en el trabajo
Hace poco Ramón me contaba:
-«Cuando eres un mando intermedio, el 40% de tu tiempo lo gestionan los que tienes por debajo y el 60% lo gestiona tu jefe; y a veces, es el 50% – 60%«.
– Normal que tengas que trabajar 12 horas, ¿Qué parte gestionas tú?
Poner límites en el trabajo y en la vida es una decisión y supone mucho entrenamiento.
Andrea, la chica del principio del artículo me decía: «No puedo dejar tirados a los clientes en este momento de sufrimiento«.
«Muy bien, no los dejes tirados, ¡edúcales!.»
No se trata de que desatiendas tus obligaciones laborales o personales, se trata de que tengas claro cuales son tus límites y que los respetes. Se trata de que no asumas responsabilidades que no son tuyas.
¿Quieres hacer un ejercicio que te ayudará?, toma papel y boli (hazlo ya que luego te olvidas):
- Haz una lista de los aspectos de tu vida en los que sientes que necesitas poner límites.
- Escribe cual sería la situación «ideal», cómo te gustaría que fuese. Pon el mayor número de detalles, una lista lo más concreta posible.
- En cada punto de la lista, escribe al lado qué es lo máximo que estás dispuesto a dar. Cuántas horas estás dispuesto a trabajar, a cuales de tus necesidades básicas estás dispuesto a renunciar y a cueles no. Qué cosas son de verdad importantes para ti y a las que no quieres renunciar.
- Elije un punto de la lista, solo uno (no quieras correr demasiado que quien mucho abarca poco aprieta) y empieza a ejercer tu poder respecto a él. Si no estás dispuesto a renunciar a comer con tu familia, ponte una reunión periódica a esa hora, desconecta el teléfono y si quieres avisa a los demás que eso es muy importante para ti.
- Se trata de que elijas una sola cosa, aunque sea algo mínimo y empieces a ponerte firme con ello. Más adelante, ya te ocuparás de los otros puntos de la lista. En las próximas semanas, es suficiente que te pongas firme en eso.
Los demás solo te respetarán cuando tú empieces a respetarte.
Si sientes que no eres dueño de tu vida, que los demás gestionan tu tiempo hazte esta pregunta ¿Cuánto poder estoy dando a los demás? ¿Cuánto me estoy respetando a mí mismo?
Si te ha gustado el artículo comparte, seguro que conoces a otras personas que necesitan poner límites. Dime en los comentarios, ¿Cuándo fue la última vez que pusiste límites a los que te rodean?
Un abrazo y hasta pronto.
Encuentro fundamental aprender a decir ¡no!. Yo todavía estoy aprendiendo…
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
Yo también Alberto, también lo encuentro fundamental y también lo estoy aprendiendo.
Como muchas cosas en la vida, se trata de un trabajo continuo, una práctica que hay que hacer cada día, es un músculo que necesita ser ejercitado.
Un abrazo y gracias por el comentario.